La flor de la pitaya es una flor nocturna que cuando abre está orientada hacia la luz de la Luna.

La pitaya pertenece al grupo de plantas de clima tropical procedentes de Centroamérica. En los últimos años está resultando un atractivo en nuestro país, encontrándose la mayoría de las explotaciones en Málaga y Granada.

Nuestro invernadero

Crecimiento de la pitaya

La fenología de la pitaya depende de las condiciones climáticas en la que se encuentre, más concretamente de la temperatura, las precipitaciones y la radiación solar.

Su crecimiento vegetativo tiene lugar en los ciclos de floración, que dependiendo del año pueden variar entre 4 y 6. Por este motivo, en una misma planta podrían coincidir varias fases de desarrollo: frutos maduros, frutos en desarrollo, flores a punto de abrirse, botones florales, flores abiertas…

Flor de la pitaya

Desde la aparición del botón floral hasta la apertura de la flor, transcurren aproximadamente 20 días.

Es una flor grande, tubular y de color amarillento y blanco, aunque también puede ser rosado. De su interior nacen grandes segmentos delgados.

Las flores abren una sola noche, y comienzan a hacerlo con la caída del sol.

A la pitaya se la conoce como una flor nocturna, que cuando abre está orientada hacia la luz de la Luna. Al abrirse desprende un dulce aroma no sólo agradable para los humanos, sino también para los insectos, a los que debe atraer para la polinización.

Aunque las hormigas y las abejas realizan estas acciones, su eficiencia es muy baja. Revolotean durante un rato y se marchan, por lo que no polinizarían de forma efectiva.

Éstas requieren por tanto de agentes externos que realicen la polinización cruzada. Además deben ser efectivos, pues recordemos que sólo abren una noche.

Abejas polinizando
Tras esta polinización, el fruto tarda entre 30 y 45 días en madurar.

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